Suelta mi niña, suelta, que el susto no te domine, suelta todo aquello que te hace mal. Deja ir tanto dolor que te amarga y te apaga esa lucecita que te hace ver radiante, permítete sanar y suelta, entrégate al duelo de un amor que ha muerto hace tanto y que te obligaste a cargar con la esperanza de revivirlo, algún día. Suelta que la vida no es eso, suelta niña, suelta y sana tus heridas, límpiate la sangre del corazón y respira profundo, deja entrar la brisa, que golpee tu cara, resetéate y vuelve a vivir.