Jamás, te despides de un amor.
Dices sí, si te ataca la tristeza.
Unas veces, lo crees con fervor,
en ese día, te tratas con dureza.
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Si el alma se ciega ante el amor,
es un momento pleno y sagrado.
No piensas en la pena y el dolor;
sí, tu todo lo toca el ser amado.
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Es triste alejarte de lo que amas,
muchos agoreros opinan al vuelo:
¡El único amor es el de las camas!
No. El amor real, se quita el velo.
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¡Para andar con el amor de la mano,
hay que ser amante y, no hermano!