Con pie de gigante cruzaste los valles
y todas las calles del bello país.
Buscaste la gloria contra el genocidio
de un noble presidio, maléfico y gris.
Llevaste ese sueño por la democracia
pulida de audacia, de gozo y de amor,
y diste tu vida vengando el dislate
que un hombre en combate fue muestra de honor.
Audaz guerrillero que en lucha muy fiera
fundó la bandera del gran ideal.
Soldado valiente de los mil caminos
que son los destinos del genio inmortal.
Un brote de alarma dio tu carabina,
egregia y divina que paz imploró:
«¡siguiendo las huellas del astro radiante,
va Carlos triunfante, la paz encontró...!»
Samuel Dixon