Él brilla como la luna
cuando el cielo se despeja
cuando la luz se refleja
y lo ilumina en su cuna.
No es cíclope, pero acuna,
en su vientre la lenteja
que por buena nunca es vieja
como el árbol de aceituna.
¿Qué será, mi buen amigo,
ese pensamiento vago?
Si adivinas, yo prosigo...
¡Y al instante yo te halago!
¿Será que cuento contigo,
o el acertijo rehago?
¡No ofrezco un pago!
Y si a investigar le apuesta,
entre letras hay respuesta.