¡El fuego acabará con toda farsa!
Viejos huesos de pieles arrugadas
destruirán la soledad de antaño
En un ritmo de calor y memorias.
El fuego morderá los esquineros,
Los horcones de los techos y las gradas.
La ceniza será polvo cristalino
Como agua que cae de los cielos.
¡ El fuego acabará con toda farsa!
El herido sanará su propia herida
El enfermo abandonará la cama.
Los suicidas harán pactos con la vida,
Las alas del cóndor, encrespadas
Lanzarán su vuelo en las alturas,
Detrás, abajo y sobre, las hogueras,
Quemarán con una sola exhalación
Las historias incrustadas del pasado:
Se acabarán los mudos de palabras,
Los ciegos crecerán quinientos ojos.
No habrá madera que no huela a jazmín,
Ni ola de mar que no enjuague las arenas.
Se abrirán de pronto en las esquinas
Fuentes de agua para saciar el miedo.
¡El fuego arderá hasta el infinito!
Piedra y espacio se tornarán en fruta,
La noche descenderá llena de estrellas
Sobre los altiplanos de la vida…
No habrá cansancio, ni fiebre, ni rupturas.
¡Jamás un mundo tan claro y sin despojos!
Y ustedes mis muertos, mis amigos
Compañeros de silencios y tristezas,
Volverán del oscuro eterno, libres.
Libres de ansias, locuras, desengaños,
Libres luciendo sus blancos de fantasmas...
Para lograr salvar un mendrugo de tierra
Donde sembrar el alimento necesario
Para las bocas de los hombres nuevos.