Es peligroso,
cuando me miras desnuda,
que se pierda entre tu piel
alguna de mis locuras
y ya seas dueña de mis sueños
y ya seas dueña de mis horas.
Si yo nado en tu mirada
y el mar bravío de tus ojos
rompe la ola en mis labios
es posible que me mates
y es probable que reviva
para sentir la espuma nuevamente.
Luego, si el cielo no tiene luna,
te cuelgo de una estrella y te canto
y me hago nube que te abraza
y me hago nave que te rosa.
Y al mirar tus ojos cerrados
se me cierra la nostalgia,
me anido en tus pestañas
y renazco de tu vientre.