Ganas de ti…
A veces me lleno de unas ganas irresistibles…solo pensando en ti,
me desbordo de instantes de lujuria… rayando en lo pecaminosos,
con un impulso incontrolable …muy cercano a lo irresponsable…
al extremo del escándalo,
sometido a los embustes de los inoportunos …
que andan pendientes de mi cotidiana manera de contemplarte,
desde el apacible rincón de mi silencio.
Y me pongo a imaginarte descalza…llegando a mi…
despacio…pasito a paso,
tan pausada como serena,
con una seguridad asombrosa que domina,
dejando la prisa colgada del sosiego…
con una calma, que, por lo contrario,
apura mis instintos de ansias indomables y feroces…
como de bestia en celo.
Pero tu avanzas vestida de parsimonia…
mansamente transparente,
con una sutileza que eriza la piel,
pero con un galanteo rebosado de imprudencia,
mirándome con la profundidad del convencimiento…
y confiada de creerte la dueña de todo lo que palpita en mi interior.
Vienes elegante y refinada desde la luz…
hasta la penumbra de mi alcoba desolada,
detrás del tenue reflejo de la persiana gris,
alumbrada por el vago resplandor de un viejo candil.
Así de mágica te asomas…
a tentar mi abstinencia pretérita y remota,
a trastornar mi castidad cautiva,
a alocarme con tu sobredosis de pasión…
con tus excesos de excitación,
intentando desbocar sobre mi tu delirio aventurero e infiel,
procurando verter sobre mi humanidad…tus ansias…
que cada vez me hacen más sumiso a ti.
Confieso que en mi soledad te he llegado a poseer en forma total,
a pesar de tu indiferencia y tu invisible apariencia,
a pesar de tu indolencia indómita, avivada por tu ausencia.
Y si,
a pesar de esa apatía cruel…
no me ha importado hacerte mía…
un millón de noches…
porque siento la urgente necesidad de ti…
desmedidamente precipitada…
pero indispensable para seguir respirándote en mi diario existir.
Te has convertido en un deseo sobrenatural,
en una obsesión mortal…
porque te haces repentinamente fugaz.
Has sido mía…lo que se dice mía…sin final,
misteriosamente…toda de mí.
Pero esa historia es otra historia…que seguro te he de contar…
cuando tenga la certeza de que tú me deseas igual…
lo mismo que yo…con la misma devoción,
y sino… no.
Continuará…