Leoness

Sentí un cuerpo ya de mi caído

Sentí un cuerpo ya de mí caído,

un emisor tibio, frio y seductor

fondeaba mis sentidos, vanidoso;

fluía el volátil aroma inductor

 

Entre tinieblas chinescas,

resaltaban volcanes  latentes

acompasados de acezos velados

secretos, nerviosos e imprudentes

 

Mis manos atrevieron recorrer

líneas yacentes de radiación

sedante, en volubles vellosidades

erguidas al suave paso de mis dedos

 

Un ósculo, suave, resonó junto a

mis labios, de jugosos reflejos

en un susurro silencioso de amor,

en simbiótico erotismo jadeante

 

Al génesis  del crepúsculo,

una exhalación de sol perdida

recayó sobre Venus ardiente;

consintió la sedición incurrida