Su vocación de artista nació con los salesianos,
que en materia musical,
se caracterizaron por ser grandes formadores,
ya que sus primeros pasos los dio,
con Paì Perez y el batallón de exploradores.
Su capacidad cantoral se consolidó,
a lo largo de los años con su trío los paraguayos,
fue gritando por el mundo,
consiguiendo un éxito rotundo.
En un sentido profundo,
fue un vagabundo,
recorriendo varios rincones
en el pentagrama universal,
desparramando creatividad,
plasmando en su estilo artistico,
elegancia y autenticidad.
De tu alma guaranì,
surgieron las musas con sus inspiraciones,
dejando su marca en tus magistrales composiciones.
Con tu Acuarela Paraguaya,
pintaste a la Patria ,
con significativos colores,
porque en cada melodía,
renacían las esperanzas y los clamores.
Luis Alberto del Paranà,
con tu guitarra y tu voz,
desplegaste tus alas,
mostrando al Paraguay con honor
tu calidad de Ruiseñor.
Gracias Ruiseñor del Paraguay,
gracias por tu herencia musical.
Del cielo artístico
no se si volverás,
pero tu imagen de gran representante cultural,
en nosotros, nunca morirá.