Un día de primavera mientras mis lágrimas escribían sus deseos y mi corazón ardía de agonía. Llegaste como rayo de luz en una noche triste, como si fuese una antigua conexión tardía.
Mi alma se encerró en el espejo de mi mente, y mientras hablabas, mis demonios más te deseaban, ya que sabian el riesgo que sería, si yo te amará.
Me buscaste sin tener noción. Te escuché en el sueño de una vida pasada al recordar nuestra canción
Magnífico ser proveniente de aquella ciudad antigua
Rey del agua roja del fuego, quien controla el universo y crea apocalipsis con su ego.
De su voz se crea el veneno para el antídoto del miedo.
De sus manos nace la energía para que renazca el sol cada dia, mientras seduce a su luna por como siempre la mira
Condenado aquel último atlante convertido en hombre, obligado a perder la memoria y olvidar su nombre.
¿Recuerdas aquella vez que bailamos juntos en ese eclipse?
Miramos al cielo y los planetas juntaron elipses. Formaron aquel número infinito que mantienes grabado en tus ojos tristes.
El día de mañana me iré de ti, he de buscar el camino diferente para que entonces lo recuerdes.
Tenemos está última noche donde todo lo prohibido es permitido.
Donde conviven espectros y angeles heridos
El reloj divino está a punto de morir, haz de tener que decidir, si brincamos al abismo, o nos dejamos ir.
A las 8:18 sale mi viaje al edén, tu sabes el conjuro para el tiempo detener.
Por si no te vuelvo a ver, disculpame, siempre te amare, observa tu vela, en este momento se apagará esa llama si decidiste lo que era.