En mi alma
siempre tú.
¿Y en la tuya?
¿Puedes decir
lo mismo
que yo?
Ayer sí, lo creía.
Hoy, ya no.
Sabes que no me agrada
la crueldad
de un ser
a otro.
Eres consciente
de ello.
Y a propósito
cruelmente
te comportas conmigo.
Te he entregado
mi alma desde siempre.
Es tuya, te pertenece.
He guardado la tuya
junto a la mía.
Mi alma te entrego.
Y tú la rechazas.
Algún día
te darás cuenta,
lo conscientemente
cruel eres conmigo.
Te estoy entregando
mis últimas palabras,
mis últimos
alientos de vida.
Y sabiendo
que mal me hace
tu indiferencia,
a propósito te comportas
con tanta crueldad
hacia mí.
Cuán fugaz
es el amor a veces.
¿por qué me haces esto?
¡No me lo merezco!
Tampoco tú te mereces
te entregue mi alma.
Porque la tuya,
la rechaza.
Cuando deje de existir,
eso puedo asegurártelo,
lograrás comprender
¡cuánto te amé!
Pero ya ha de ser
tarde, muy tarde,
mi amor.
¿Recuerdas cuando
nos conocimos,
y una rosa te entregué?
Tú la tomaste,
y una espina,
sangre te hizo salir
de uno de tus dedos.
Lo tomé, y absorbí,
esa gota de sangre.
Y más vida
le entregaste a la mía.
Mi alma se sintió,
colmada, alborotada
de un profundo
e intenso amor...
En mi alma,
hoy solo hay
una profunda angustia
porque por la tuya
rechazada se siente...
Oh!... ¿por qué
los momentos felices
son tan fugaces?
Mi alma espera
que pronto muera.
Sin tu amor...
ya no deseo vivir...
sin ti, solitario
dejar de existir, espero...
Derechos reservados de autor( Hugo Emilio Ocanto - 04/07/2014)