Te acuerdas del portal donde me esperabas,
con el sol a veces quemándome los pasos,
y otras veces…
con la lluvia apurando mi arribo a la morada,
con el viento acariciándote la cara…
y la sonrisa espontanea…de sinceridad abierta…al confirmar mi llegada.
El mismo portal donde solíamos salir en noches de luna…
a contemplar la inmensidad del todo…
y a contar luceros extraviados…
y uno que otro cometa improvisado,
donde solíamos imaginar nuestro planeta de luz…fingido.
En aquel portal de nuestra historia,
recostados sobre la banqueta de roble …
inmemorial como las penas soportadas…
tan perpetuo como las leyendas inventadas.
Aquel portal de mí guarida…
donde construimos sueños indefinidos…suponiéndonos felices,
desde donde nos embarcábamos en viajes inmortales…
hasta lograr desenredar los hilos del destino…
con parada en lo eterno…
en un final como de cuento.
Desde ese portal te escribo ahora poemas…
con una nostalgia desbordada… que desdobla los sentidos,
con una tristeza rara…que a pesar de agobiar el alma…no mata,
y que, aunque duela…ilumina e inspira…
y se convierte incomprensiblemente…en la dulce musa de mis versos.
En este portal habito…
ahí subsisto,
haciéndole espacio a la trivialidad de mis dilemas,
coleccionando recuerdos…
y acumulando añoranzas,
acampando con esta melancolía…
que siempre termina …devolviéndome a tu fábula.
En ese portal de mi casa… pasaron tantas cosas,
los mejores momentos…
inmemorables sentimientos…
imborrables emociones…
desde la ilusión a la pasión…
y desde el delirio a la excitación desenfrenada…e inagotable.
Ese portal sabe tantas cosas,
es testigo de mi soledad…
es refugio de mi silencio…
y guarda hoy el tesoro de tu estancia,
fue testigo de nuestro amor…
que se hizo irreverente al tiempo.