Éramos un disparate,
par de locos de remate,
nerviosismo de ocasión;
Un letrero de rescate
donde nunca hubo combate,
la parodia de estación.
Éramos unos novatos
cediendo a los arrebatos
que atrajo la juventud;
torrenciales desacatos
que excitaban más que el acto
de compás y plenitud.
Éramos nula cordura,
colección de desventuras,
desafiando las pasiones;
El tormento de los curas
que censuran la ternura
que se abstiene a las uniones.
Éramos lunas sin miel,
Trenes huyéndole al riel
que va rumbo hacia Adulterio;
delincuentes que eran fieles
a probar solo las hieles
sin temor al cementerio.
Éramos fugaz historia
que malvive en la memoria
de Cupido y su saeta;
La fiel vuelta de la noria
remembrando las euforias
de este intento de poeta.