robertojuan

MI CASA

MI CASA
 
Anoche cerré mi puerta
y pude pactar con mi alma
la tranquilidad impuesta
que me llevara a la calma,
puse las llaves a recaudo
y los sueños sin más trama
que la de dormir tranquilo,
allí, junto a tu almohada,
y llegando el otro día
cuando el alba despertaba
los rayos del sol cubrían
la felicidad creada.
Las llaves en el llavero
con la brisa tintineaban
suplicando al sol que abriese
la puerta, para que entrara,
e inundase la solana
y recogiese tu cuerpo
para refrescar tu cara
de los cansancios y angustias,
que el tiempo siempre reclama.
Mi pórtico siempre abierto
para que, el de buena gana,
quiera venir a mi hacienda
sin medrar y  buena charla:
un plato no ha de faltar,
ni una bebida bien sana,
también el  trozo de pan,
quizás un café en la taza.
Mi puerta siempre está abierta
para todo el que bien ama, 
sin más alardes ni fobias
ni manías que nos atan.
Quiero nobleza en el alma
para el que viene a mi casa,
que las penas son del hombre,
las risas y las lágrimas
crean y hacen al humano
para una vida más larga.
No te sacudas los pies
cuando salgas de mi casa,
porta al mundo mis recuerdos
que son valores que marcan
y mi voz rezuma al aire,
porque mi llanto reclama
una verdad a este mundo
en que impera la falacia.
Deja correr sangre limpia
por esas venas que arrastras
en estirpe bien tupida
sin esperar alabanzas.
Dignidad es la verdad
y en el hombre su esperanza.
 
Roberto J. Martín