Si nuestro amor se quedara niño,
te imaginas, por qué lares nos perderíamos
sin darnos cuenta… apenas de las cosas
que destrozan las piedras del mundo.
Amada mía, qué nos aparta del sendero
que nuestros ojos a la vez apartaron…
La vida siempre ha sido dura,
como perder la sonrisa inmediatamente después
de algún dolor, de alguna decepción.
A diario estamos como en medio de un aguacero
turbio; a diario más yo… sin tus brazos rodeándome
la tristeza que, por primera vez, pudo ser dicha tibia…
Frente a tus ojos, hermosa… Como una ciudad
de buganvilias; volver a tu sensual inocencia
es el anhelo, para contemplar (en) el brillo
de tu amor, proyectado desde tus ojos…
Y ya nunca volver a mirar atrás.