No puedo evitar
estremecerme,
ante el húmedo aliento de
los pájaros
y rendirme ante su esencia,
ante su vuelo,
su libertad,
ante su cielo
...
y temblar…
si, temblar,
ante la crueldad,
ante lo absurdo,
ante los miserables
y salvajes pensamientos
que destruyen la paz
día tras día,
ante la sinrazón,
que nos cubren de sangre
y deshonran la vida
Me estremece la flor,
me regocijo en ellas,
la simple y tan sencilla
comunión de los
almendros,
con su eterna pureza,
con su blanca belleza
...
tiemblo…
cuando el sentimiento
humano,
se ahoga entre llantos y
silencios,
cuando el cansancio,
la fatiga,
la soledad,
la ironía,
la visceral rebeldía...
se estrella ante los cristales
de una vida en agonía
Me estremecen
las corrientes cristalinas de
los ríos,
cuando transcurren netas,
limpias, puras,
llenas de vida
...
tiemblo
de sólo pensar,
en manos llenas de odio,
que se esconden en frías
conciencias
y congelan hasta el alma
...
tiemblo al saber,
que desnudas,
desconcertadas,
perdidas,
así viajan tantas almas
en alas de un viento gris,
para esconderse en
montañas
y ya nunca más besarlas
Tiemblo
en cada paso,
en el ir y venir
de vientos alocados,
en este instante…
ahora…
tiemblo
Tiemblo
ante mi reflejo,
ante mi voz profunda
y descarnada,
tiemblo
ante mi alegría,
mi llanto,
mi abandono
mi verdad
y mi justicia
...
sólo puedo temblar
y estremecerme
en esta pobre vida
Me estremece la paz,
la armonía, el amor,
la naturaleza viva
...
tiemblo
ante mi...
y mis iguales
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