Pongamos fin a la cruel asíntota.
Te amo en el silencio de mi espera
una espera que se hace infinita,
son duras mis penas y mis cuitas
tus senos mi blanda cabecera.
Te adoro en el silencio y tormento
a pesar de rechazar la prisa
deseo escuchar tu jovial risa
en la intimidad de mi aposento.
Te adoro en el fiel silencio siempre
al encuentro liado con paciencia
anhelo besarte con urgencia
en tu labios, tu piel y tu vientre.
Te adoro en el conticinio implícito
de la cruel e indeseable asíntota
las curvas de tu cuerpo son síntoma
de mi apetito y mi amor solícito.
Te adoro en el silencio prudente
de mil ruidos mi espera está llena
que son insoportables cadenas
pues sediento estoy ya de tu fuente.
En este mi verano inclemente
me empalaga tu dulce colmena
es tu llegada en enhorabuena
tu insinuación seductoramente.
Hermes Varillas Labrador