Entra a la choza Doña Clotilde en la espera de hallar la llave para poder entrar a su choza a las afueras del pueblito de Maricao en Puerto Rico para el 1900 y le dice a la nieta Sarita así y de esta forma…
-“Mija , ¿a honde estah la llave?”,
-“Mi corajón se fatigah por esperah” ,
-”No corrah mijita, que esta viejitah ya se vah”,
-“¿Y la llaveh?, ¿a honde estah la llaveh?, escondiah, ah”,
-“No puedo entra al jacalito, mijita”,
-”No desepereh ya traigo la llaveh abu”,
-”No corras mijita, que esah piedrah son malah”,
-”Dios mío y la llaveh quien se llevoh la llaveh de mi jacalito”,
-”Ahorita no se sabeh a honde guardeh la llaveh”,
-”Si hoy no estah aquí a honde la dejeh”,
-”Uno de estoh chiquilloh sabeh, ¿a honde estah?,
-”En esteh monte o llano vivoh yo”,
-”Hoy con la cosah que estah pasando aquí,
-No se sabeh, ¿quien tieneh la llaveh?”,
-”Ay, la llaveh escondiah, ¿a honde se me ha metio?”,
-”No se, mijita si la teniah aquí”,
-”Ahorita no sé a honde estah”,
-”Nojotros estabamoh de parrandah y ahora la llaveh escondiah”,
-”No se, pero debo tenerlah por ahí”,
-”Mijita no corra mah, que el polvo me cae en el ojo”,
-”Y la llaveh, ¿a honde estah?”,
-”Miralah aquí en el pisoh”,
-”De tantoh sudah se me fue de las manoh”,
-”Cogeh la llaveh, chiquillah”,
-”Y abre la puertah”,
Al entrar por la puerta la anciana se topa con un limosnero,
Y ella le dice:
-”¿El pan Juanitoh?”,
-”Ya estah en mi panzah abu”,
-”Caray, esteh muchachoh nunca entendeh”,
-”Serah que el pan estabah buenoh”,
Y se sienta la abuela a cenar, mientras la niña la persigue:
-”abu mi dulceh, ¿a honde estah?”,
-”Si tuh no lo tieneh no lo tieneh nadieh, mijita”,
-”¿Y la llaveh abu?”,
-”Escondiah, mija, escondiah”...
Por fin se encuentra la llave y que la tenía escondida como siempre. Mientras tanto Sarita se dedica a hacer pan en la fogata que siempre la tienen encendida. Y comienza la trama…
-“abu, estoy hacendo el pan, pa que coma usted mi viejah,
ay, esteh muchachoh Juanitoh no deja de correhme y yo hacendo el pan abu,
el pan estah buenoh viejah, esta muy buenoh viejah,
pruébeloh un poquitoh que le vah a gustah,
viejah voy pal río que alláh me esperah pa la lavar la ropitah,
que tengoh, por ahí, ya estah el pan pueden comeh si siquieren…”-,
Sarita se dispone ir al río y entablar una conversación con su prima hermana mientras lava trapos sucios en el río en Maricao en la isla del encanto para el año 1900…
El río esta caudaloso, hermoso en sus aguas frías y tan dulces que deja buen sabor de boca y en el cuerpo una rica sensación. Y Sarita tan enamorada de Pepito el del colmado de la esquina de donde vive ella con su abuela Doña Clotilde. Doña Clotilde una vieja sabihonda, pero, no protectora con Sarita, la dulce muchachita nieta de Doña Clotilde, cuando en el campo tenía tanta libertad, pero, un día, ¡ay, de un día!, puede que llegue la desgracia o la eterna felicidad. Y Doña Clotilde en su choza escondiendo la llave siempre la llave de la choza donde vive junto a su nieta Sarita. En el río se halla Sarita junto a su prima hermana Julia, Julia una muchacha que vive sola detrás de la choza de Sarita, está acostumbrada a todo, pues, su marido no se comporta de la mejor forma ni manera ante todos, pero, aunque es así, era el mejor de los maridos dice Julia. Y por la puerta de la choza llega Sarita y le dice a Doña Clotilde que…
-“Oye, abu, ¿cómo es el amoh?,
pueh, yo nunca no me he enamorao,
y quiero sabeh algo, ¿cómo eran mi pa y mi ma, pueh?,
yo quiero sabeh cómo lo sabeh, fueron buenoh,
eso es lo que me acuerdoh yo,
allá en la lomah despuéh del río,
hay una trullah pa estah noche,
usted quiere venih que vamos haceh parranadah…
ah, abu…”-,
Y la abuela Doña Clotilde casi dormida en una silla de madera, y que aunque dormida ve por un ojo más despierto que el ojo de la vida, le contesta a Sarita…
-“Ay, mija esta pata me esta doliendo más que los pulmoneh,
si quieres tú ih, pueh, vamoh, no hay formah de no ih,
ay, mijita abreh la puertah que hay alguien allí,
oh, mirah quién eh, si es el dueño de la choza,
mi chavoh no tengo pa la renta vengah el mes que entrah,
por favoh, mijito…”-,
El dueño de la choza le dice algo a Doña Clotilde en secreto y fue que…
-“Usted tiene una nieta muy bonita, no crees que podemos arreglar mejor el pago de la renta…”-,
Doña Clotilde le dice con voz muy fuerte que…
-“Con usteh no se puede transah, que no,
que vengah en el mes que viene, por favoh, mijito…”-,
El dueño de la choza entendió y Doña Clotilde queda extenuada con voz alta y fuerte de defender a su nieta, y le dice a la niña, a Sarita que…
-“Vamoh, mijita, a haceh ma pan,
que nos estah cobrando,
ay, mijita, mi niña Sarita,
vamoh a salih de to estoh,
ya verah, ya verah…”-,
Y la niña Sarita toma la levadura, la harina, el aceite, y la sal, son muchos ingredientes, pero, sí, que los compra en el mercado, pues, su negocio en hacer pan le va muy bien, pero, no demasiado, el escaso dinero va y va y viene desde hace mucho tiempo, cuando hay un ratón que le roba a Doña Clotilde desde su bolso donde guarda su escaso dinero. Doña Clotilde lo atrapa y más que eso lo hace pagar el hurto, primero devolver el dinero y con trabajo ayudando a Sarita. Sí, lo atrapó de tal forma cuando por un roto hurta el escaso dinero y le dice Doña Clotilde a Juanito…
-“Mirah, mijo que estah hacendo,
eseh eh, son mis chavoh,
y usteh me lo robah, ah,
vengah acá, deme acá to,
y vah ah trabajah con Sarita,
hecendo pan, oísteh, no ay ma que decih…”-,
Si Doña Clotilde se esfumó de la choza a contar el escaso dinero que le había hurtado Juanito, cuando en su afán de vieja sabihonda ya le alcanzó para la renta de la choza del mes que debe y del siguiente mes, y estaba muy contenta.
Cuando, de repente, llega Sarita y le dice algo a Doña Clotilde, pues, sólo quería ir de parranda con la trulla en la loma y, sí, que era de noche ya…y le dice que…
-“Oye, abu, ¿por qué no vamoh a la parrandah de estah noche…?,
Y la abuela casi dormida, pero, muy despierta le dice que…,
-“No, mija, no estoy pa esoh,
me dueleh la pata ya camineh mucho,
por el díah vaya usteh si quereh…”-,
Y Sarita se arregla lo mejor que puede, pues, en el camino se encuentra a Pepito y este le dice que…
-“Oye, Sarita estah muy guapah,
lo sabeh verdad,
y yo quero que…”-,
Y los interrumpe Julia cuando les avisa que por allá va la trulla a parrandear, y ambos tanto Sarita y Pepito van hacia la trulla y ven la verbena abrir e interrumpir entre la gente y se divierten mucho. Ya pasadas la media noche, va Sarita hacia su choza a ver a Doña Clotilde, y se encuentra con la dueña de la choza merodeando el lugar donde se halla Sarita, y Sarita le dice que…
-“Yah, su dineroh estah,
paseh por la chozah,
que mi abu tiene el dineroh ya…”-,
Pepito se le acerca y le indaga a Sarita que…
-“¿Quéh haceh aquí Sarita…?”-,
Y la niña muy presurosa insiste en ir a la choza y queda dormida del cansancio que le fue parrandear con los vecinos y más con Pepito. Si, al otro día, llena de cansancio se dispone a hacer el pan de siempre. Si la niña Sarita toma otra vez levadura, harina, sal y manteca y se dispone a crear el pan más delicioso de todo el campo rural. Ella, Sarita, sabe una cosa y piensa en su amor con Pepito y, otra vez, le pregunta a Doña Clotilde que…
-“Y, ¿cómo eh, el amoh, abu?,
porque yo sientoh una cosquillah aquí abu,
y es por Pepito, el del colmao de la esquinah,
dime abu, ¿quéh eh?, el amoh…”-,
Y Doña Clotilde recordando a Pedro, a su más grande amor, cuando él, la corteja y más que eso la ama y sabe Doña Clotilde, lo qué es el amor a esa edad de Sarita. Cuando en su afán de casarse llegó virgen e intacta Doña Clotilde, cuando por entregarse, ella recordó cómo lo hizo, pues, su esencia y más su candidez en virtud la hicieron merecedora de tan alta distinción en esa habitación donde se amó a viva pasión y de un completo amor, cuando tuvo una hija y la llamó Sara y Sarita su nieta, le vuelve a preguntar, pero, Doña Clotilde no es boba ni perezosa, cuando duerme una siesta en su sillón de madera, ella, sabe lo que es el amor, pues, lo vivió en carne propia, se casó y se hizo mujer al lado de un buen hombre que la hizo merecedora en ser su esposa y más que eso el amor de Pedro. Y Doña Clotilde se hace la dormida para no despertar el interés del amor en Sarita cuando no le dice nada a ella, pero, Doña Clotilde ríe y de travesuras de vieja para no enseñar el verdadero significado del amor a Sarita su nieta que se está enamorando de Pepito. Y el amor de Doña Clotilde fue tan real, pero, como la vez primera en que Doña Clotilde se enamoró, cuando en su afán de vanagloria se vio intransigente de una sola espera automatizada de espantos nocturnos cuando en el delirio de su corazón se sintió como lo peor de una sola verdad en que se ve sola y retraída y más en soledad sentada en ese sillón de madera, sólo haciendo pan con su nieta Sarita. Cuando en su delirio y desafío en brindar la cosecha de pan para vender, sí, era muy pobre Doña Clotilde y guardaba el escaso dinero en una cajita debajo de su cama. Cuando Juanito sabe del secreto de Doña Clotilde, lo de la cajita debajo de su cama si ya lo había hurtado una vez, pero, fue tal regaño de Doña Clotilde en que jamás tomará algo de esa cajita. Y Sarita vuelve y le pregunta lo mismo a Doña Clotilde y le pregunta que…
-“Y, ¿cómo eh, el amoh, abu?,
porque yo sientoh una cosquillah aquí abu,
y es por Pepito, el del colmao de la esquinah,
dime abu, ¿quéh eh?, el amoh…sabeh”-,
Y, Doña Clotilde, roncando en la silla de madera y Sarita pendiente a Juanito, por si anda algo malo con la confección y elaboración de pan. Cuando en su afán de querer amar quedó Sarita cuando en su corazón sólo late por el amor de Pepito. Y Pepito trabajando en el colmado de la esquina cuando en su afán de atraer dinero a su vida se vio Pepito. Y laboró por la mañana y por la tarde y también por la noche, mientras que Sarita va de vez en cuando por el colmado a comprar los ingredientes para confeccionar el pan. Si enseguida quiso atraer el más efímero de los amores cuando le quiso contar a Pepito de su eterno amor, porque lo era, casi eterno y trascendente como para ver el cielo inalcanzable. Si Sarita llega al colmado a comprar unos víveres y los ingredientes del pan y se encuentra con Julia y conversar de algo y Sarita le dice que…
-“Oye, mija como te vah con tu marío,
oí que te tratah mal,
que vah a acer con él,
y con el ma desgraciao eseh… mija…
Y Julia, con una lágrima entre sus ojos se vio mortífera y tan letal como el embargar una sonrisa en cada lágrima, y era peor que el haberse marchado de la casa y haberse prostituido. Y, era su marido el que no se comportaba como Julia quería sino que era demasiado intrínseco y muy rudo ante varias cosas de la vida diaria o cotidiana de Julia. Y Julia, llorando de pena y de dolores tan amargos, se vio letal y mortífera como una dama en luto sollozando por la pena de un marido que no la comprende. Cuando en el alma de Julia, se sentía suave y tan delicada la espera de creer en el suburbio de su débil corazón. Cuando Sarita le brinda consuelo a Julia automatizando la espera y Julia le dice a Sarita que…
-“Mira, mijita donde manda marío esposa quedah calláh,
y no quiero ma problemah con mi marío,
mejol quedo calláh y no me meto allíh,
y mis ojoh quedan callao,
como una hoja en el viento…”,
Y Pepito corre en el colmado buscando lo que Sarita le pidió de víveres y demás ingredientes, cuando, de repente, Pepito, les dice que…
-“Mijas dejen de estah hablando tantoh,
que me voy a comer, ahí lah dejo a lah doh…
adióh…”-,
Sarita decide ir a la choza y se encuentra de camino con Juanito, cuando en su amarga desesperación entra a la vieja choza y ve a Doña Clotilde dormida en el sillón de madera. Cuando, de repente, va en busca de un instinto cualquiera de presentir en la buena esencia un capricho en ser la novia de Pepito.
Continuará……………………………………………………………………………………