uldarago

La peregrina y el azor

La peregrina y el azor


Con alas de peregrina apareces, dejando las nubes en clamor.
Agitando de los árboles su follaje, haces del viento un aprendiz.
Cubres la corriente que formó la lluvia, con un cultivo clematis.
Y a la música del palpitar trémulo, apagas el canto del azor.

Tu corazón remonta, imaginando ramos de flores;
Dejándome cubierto de las maniobras en solapas.
Cúmplase a fiel pluma tu rutina sin reconocerme;
Negándose mis sentidos al amparo de tus ojos.

Doy a oscuras mi manifestación a la veda cerebral;
Abandonando mi prudencia con la vereda recortada;
Amagando la brújula que indica tu ubicación codificada;
Sin esquivar la navegación hacia tu eco pulsátil fatal.

Viajera fugaz, quedo a las brasas de un sueño intenso.
Llevo imaginada la tabla sin escribir de Isele y Ulises;
Donde el recuerdo puede ser esplendoroso vicio.
¡Aquí nace la vida y más allá de tu vista, muere a veces!

Quedo entonces, en los campos de las posibles historias.
Que es edén igual vivir aquí, donde el viaje pesca la mañana.
Si eres la madrugada el porvenir, conviene esperar el sol ardiente.
De mi memoria tomaré los medios, que den cobijo a mi recuento.
Atracción, ya habré de renunciar al curso de esta ley universal
Que va en colisión a ti creación, a ti girasol, a ti día.