Agradezco lo que soy, todo lo que tengo y poseo; pero sobre todo, lo que más me genera un estado de gratitud, es el amor alcanzado. Siendo éste, el entorno más fecundo para gestar el bien y generar alegría, felicidad y paz profunda.
Aunque, todo esto y muchas añadiduras más, se tenga que tomar o arrebatar, por el camino del guerrero, luchando contra la adversidad y el dragón; hasta vencer con la luz del entendimiento al enemigo y, por fin, aborrecer los vicios, abrazando la virtud y la caridad como el único estilo de vida, que tiene un propósito digno, justo y que vale la pena vivir.