Cuando me alcances ese día,
como pude llegar yo hasta mi padre,
podrás ver en mis ojos, ya sin manchas,
iridiscentes los iris, y en el mármol mi blanco
ser, que otras alas redimieron.
No seré ya agobiada carne, sino la fresca rosa
que te espera en ese mar de amor,
cielo perpetuo.
La estrella del sur habrá perdido su sentido
como el naciente, nido del sol,
o el norte de los vientos intactos…
o el poniente que arrebata el día.
Me alcanzarás ese día en un albor que brilla.
De mi libro “De esas musas veladas”. 2019 ISBN 978-987-87-0096-0