Tu madre, hija del Tiempo,
te dijo, un día cualquiera,
que en su casa no lloraron los hombres;
porque esos hombres eran hechos de acero.
Una salada lágrima _de tu madre de acero-
cayó como veneno en tu boca de poeta,
salada mar de siglos, mujer de sal del verso,
una salada lágrima bastó para entenderlo,
Porque el dolor de siglos conociste al beberlo.
Tu cristalina alma, hecha de amor y verso,
Tu bella alma desnuda,
sucumbió con su peso.
*****
*Vanessa Tawer*©®