Debajo de las piedras
se anuda el corazón con las estrellas
como un detalle simple
tan simple como una sonrisa escondida
tanto como querer atrapar las dimensiones muertas
y esperar que se enciendan las miradas
que no se dejan adivinar.
Ahogados de hojas secas permanecen
infinitamente solos
esos pedazos de historia de los abanicos quietos
junto al aire de columpios
a la música de silencios
al camino que ahora discurrirá sin vueltas
y es entonces que sin que se les diga nada
tullidos los recuerdos intentan levantarse.