Veo el rocío
que cubre, en las mañanas,
a la campiña.
Su manto blanco
la arropa y la transforma
en dulce lecho.
Oigo, más tarde,
cantar a las cigarras,
quizás al sol.
Su tierno canto
transporta los sentidos
a un mundo nuevo.
Siento el otoño
que inunda de colores
toda la vida.
Y entonces grita
el alma, entusiasmada,
parando el tiempo.
Sé que es un sueño,
que el mundo continúa
alrededor.
Pero no importa,
hay hombres como niños
que también sueñan.
Yo veo y quiero
vivir la vida intensa
en este otoño.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/11/22