Raiza N. Jiménez E.
Venezuela en el Ocaso.-
Herida voy mirando tanta desgracia;
Venezuela lleva el alma muy herida.
Gotas de sangre tiñen la democracia;
Hoy tiene mi tierra la espada hendida.
Gotas de sangre fluyen como los ríos
La gente mira, habla y llora de dolor.
Está helado el corazón, no tiene bríos;
Esta lucha precisa de voluntad y valor.
La sangre derramada reclama justicia.
Tierra de valientes y libertadores fuimos;
pero importó más el rencor y la codicia,
para crear la anarquía que hoy sufrimos.
No hay salida, gritan furibundos algunos,
son los mismos que lucran con la muerte.
Y usan el valor de la ley, vestidos de tribunos.
Ruego a Dios que este pueblo se despierte.
¡Necesario es que, más temprano que tarde,
gritemos: hay libertad, haciendo alarde!