Oye, vos podés hacerlo,
Mirá aquellos Oscuros Pasillos
Y no enciendas la Lámpara
Y deja que te encuentren
Las patéticas Sombras Fantasmales,
(los Murciélagos, sí, los Murciélagos)...
y aquella Vieja y Vacía Silla
Balanceante...
Y la deshecha Muñeca sin Ojos,
Y ese Antiguo Secreto Insondable...
Y los locos, sí, los locos,
Que te miran fijo
Y que ríen Tristes Risas
(Risas grises),
y que miran en los Espejos
sus blancos Ojos Hundidos...
Y dejá que una gruesa cuerda
Se enrosque en sus Cuellos
y no escapes...
Sonríe,
Y deciles que no Existen,
No Existen!...
Que están Muertos, Muertos!...
Y Sonríe.
Y ya no escapes...
Sólo deciles que no queda Nada,
Nada...
Ni siquiera la Vieja Herida Cicatrizada,
Con Jirones de Valor y Miedo,
Y con Gritos vacíos de Palabras.
Y Silencios.
Silencios Heredados...
Silencios Recetados...
Silencios Absolutos...
(Shhh! Silencio. Calla!)...
Y deciles
Que ya no queda Nada.
Sólo las Incesantes Caravanas
Por estos Oscuros Pasillos,
Tan Fríos, Fríos...
Ahogados Laberintos Recorridos
Con la Lámpara Apagada.
(Sí, con la lámpara apagada)...
(Patricia)