Patricia Aznar Laffont

Con la Lámpara Apagada...

Oye, vos podés hacerlo,

Mirá aquellos Oscuros Pasillos

Y no enciendas la Lámpara

Y deja que te encuentren

Las patéticas Sombras Fantasmales,

(los Murciélagos, sí, los Murciélagos)...

 

y aquella Vieja y Vacía Silla

Balanceante...

 

Y la deshecha Muñeca sin Ojos,

Y ese Antiguo Secreto Insondable...

 

Y los locos, sí, los locos,

Que te miran fijo

Y que ríen Tristes Risas

(Risas grises),

y que miran en los Espejos

sus blancos Ojos Hundidos...

 

Y dejá que una gruesa cuerda

Se enrosque en sus Cuellos

y no escapes...

 

Sonríe,

 

Y deciles que no Existen,

No Existen!...

 

Que están Muertos, Muertos!...

 

Y Sonríe.

Y ya no escapes...

 

Sólo deciles que no queda Nada,

 Nada...

 

Ni siquiera la Vieja Herida Cicatrizada,

Con Jirones de Valor y Miedo,

Y con Gritos vacíos de Palabras.

 

Y Silencios.

Silencios Heredados...

Silencios Recetados...

Silencios Absolutos...

 

(Shhh! Silencio. Calla!)...

 

Y deciles

Que ya no queda Nada.

 

Sólo las Incesantes Caravanas

Por estos Oscuros Pasillos,

Tan Fríos, Fríos...

 

Ahogados Laberintos Recorridos

Con la Lámpara Apagada.

 

(Sí, con la lámpara apagada)...

 

(Patricia)