Carlos Hector Alvarez

Oración pre-mortem

Rubén Darío \"Lo fatal\"
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
y no saber adónde vamos,
¡ni de dónde venimos!...
[Rubén Darío, Antología poética, prólogo y

 

Al morir quiero
sea de mañana,
abierta la ventana
a la brisa perfumada,
para oír el adiós,
que con sus trinos,
las aves generosas, 
me han de dar.
Quiero la luz del sol
asomando, allá a lo lejos,
trayendo el calor
que mis huesos,
me han de reclamar.
al sentir que el frío
de mis pies va subiendo
hasta cubrir el corazón
y mi alma atormentada
Mi cuerpo ha de agitarse 
por los estertores
que  han de anunciar
la hora de mi amada,
y deseada despedida.
En ese instante,

quiero estar sólo
sin lágrimas que obnubilen 
mirares curiosos, 
que no guarden mis recuerdos
Quiero alegría en mi partir
para gozar del adiós,

al sufrimiento y a las vicisitudes
que me dio la vida,
teniendo todo para ser feliz
Quiero que Dios

me conceda esta  Gracia, 
y el perdón de mi pecados
Que así sea.