mil arlequines bailan a pro del viento
disimulando sonrisas cautivas, que dolor mas incierto
navegantes sumisos de la hipocrecia
sustancia divinas recorren mi mente que pericia
adoran al ser que dio la luz
recuerdo fielmente que la palabra nunca cedio
una justa cuenta ante la benevola situacion
que puedo pedir si lo justo es injusto que gran plenitud
locura de miradas
divinas y alborotadas
despojadas de todo ser
llena de odio y de placer
sonrio y admiro
sonrio y admiro
sonrio y admiro
sonrio y admiro
la cuenta hacia atras que dejo el adivino
dando brinquitos como aquel jovencito
que eludio la muerte para ser el payaso divino
y acatar las deudas de la vida como justo pueblerino
cautivo y bandido
complaciente ante el dente
para que no me miren como un demente
ante la locura, una mirada no cuesta nada
y ante la cordura mil palabras son la fiel obra
alborotada y hasta si cautivada
idolatrada
que estupidez mas mundana
la gravedad del asunto se inicia desde la partida
de un peon hacia la torre dejando a la reina viva
gambito de dama una jugada plenaria
que elocuente puede ser aquel que vive en la suerte de la plegaria
como dice aquel dicho donde lo dicho deja por dicho
la locura no es la misma si dejas que se sienta en tu borde
llenando un vacio y cantando al pie del acorde
una y mil melodias donde la cancion recita
que pienas, que miras, que sientes mi querido cenobita.
fin