Quisiera ser el sol,
y tu faz besar cada amanecer,
mimarte en tu arrebol,
y verte renacer,
cuando en tu cielo azul vuelva a llover.
Si fuese girasol,
te seguiría con tu atardecer,
fundirme en tu crisol,
al fondo de tu ser,
y en orgullo llamarte mi mujer.
Cuando esté en tu control,
lleva mi inquieta nave por doquier,
a un remoto farol,
donde olvide el ayer...
¡Todo sea ganar, y no perder!