Quien no te acompaña en la alegría...,
hará cuanto esté a su alcance
para que cese tu risa.
Saboteará tu espontaneidad,
impedirá tu sueño,
buceará de modo incansable
hasta hallar tu herida.
Quien no te perdona la alegría,
sembrará en ti la duda y
te inundará de desconsuelo.
Reflejará en su brumoso espejo
tu radiante dicha
como un acontecer irresponsable
y ridículo.
Quien no soporta tu resplandor
clavará en ti sus ojos,
inclaudicable, aguardando
hasta que por fin
se agote tu brillo.
Sólo abandonará su lucha
el día en que tus labios
ya no luzcan una sonrisa
y los ojos te duelan
de tanto llanto.