Le miraba en mis sueños de niño
la sonrisa mas dulce y más fresca
y observaba en sus ojos azules
del amor luminosa linterna.
Me inquietaba su voz al oírla
con su nota tan suave y serena
y mirando su frágil figura
de preciosa y divina doncella,
le miraba en mis sueños de niño
del amor luminosa linterna.
Atesoro en el alma nostalgias
que provienen de antiguas vivencias
cobijadas con esos festones
de infantiles y dulces quimeras.
Con la magia del niño inocente
escribí mis primeros poemas,
y extraídos de aquellos momentos
con mi numen de imberbe poeta,
atesoro en el alma nostalgias
de infantiles y dulces quimeras.
Adornando su rubio cabello
con magnífica y blanca azucena
ataviaba su frente lozana
con radiante y preciosa diadema.
Con la hermosa ilusión de la infancia
en mis versos pinté su silueta
que tenía la gracia de un ángel
dibujado con gracia suprema,
adornando su rubio cabello
con radiante y preciosa diadema.
En las tardes que el sol se despide
al mirar del cenit sus estelas,
recordando los tiempos de antaño
la imagino feliz y risueña.
Me pregunto si habrán ilusiones
mas divinas, hermosas y tiernas;
ya que siempre mi mente al pensarla
con su luz tan perfecta de estrella;
en la tarde que el sol se despide
la imagino feliz y risueña
Autor: Aníbal Rodríguez.