Mis amadas paredes que me protegen del afuera. Blancas, frías y otras veces cálidas. Oh, queridas, siento tanta paz y seguridad que cuando me toca dejarlas ansío pronto volver.
Allá, está saliendo el sol, escucho a las aves cantar, se puede oler la mañana y mi cama me dice que es hora de comenzar.
Queridas paredes, yo las miro con deseo de quedarme y evitar las miradas que destruyen la fuerza de mi interior, que generan sentimientos abstractos.
Amadas paredes el mundo me aterra.