Un día me iré
y quedará el silencio.
Las tardes vacías
y la lluvia de enero.
Será antes o después
del frío invierno
y no dejaré recuerdos
como el vaho que se esfuma
una vez en vuelo.
O quizás me vaya con la nieve,
gota a gota muriendo.
Un día me iré
sin flores ni cortejo.
A vivir en las sombras
bajo un oscuro firmamento.
Sin lunas ni estrellas,
sin hojas ni viento.