De nada vale el valor.
Auténtica migaja, respetuosa
sucesión de cadáveres, torrente
sanguíneo infecto, repleto de cloacas.
De nada vale valer. El esfuerzo,
por salir de la ignorancia, del analfabetismo,
en este país, bendito y lleno de costas, de trastos
inútiles, apenas se evalúa: cómo, entonces,
iba a valorarse? Para ellos, el próximo
analfabeto, es quien no hace el ridículo
y se sabe la lección. Y allá, brilla,
ingenua, la llama de la disonancia: que
se lo pregunten a la historia con mayúscula-.
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