Óye esta soledad que me sale dando gritos.
Con la daga en mano y riendo sarcástica.
Mira esta soledad con mi Alegría en su feudo
Y mi esperanza en su cárcel.
Esta soledad ambulante y diligente.
Que sabe de mí como si fuese yo.
Acércate a mi espacio con tu virtuosidad desmedida.
Hazme saber que no soy un vertebrado más solo en este tortuoso planeta.
Convénceme de mi existencia con ejemplos cercanos.
Con tu amor en mi boca, en mi piel y en mi alma.
Arrasa indiscriminadamente con cualquier tristeza impetuosa.
Se de mi como yo de ti.
Pablo Karusso
Todos los derechos Reservados 24 de Septiembre del 2010