Entre Vergeles de Ópalo
te encuentro,
Bello, casi Intangible
De Descuidada y Herida Belleza...
¿Dónde está
aquel Ruiseñor escondido
de tu Amor Perfecto?
El Recuerdo es la Tortura
de tus Besos,
que milagrosamente
se hacen Carne
en mis Labios Resecos...
Soñaré con vos,
amor Perdido e Indiscreto...
En este viejo Sillón de Polvos
De Tiempo
arrullando celosa, la Penumbra del día,
que gana los Recovecos
del Oscuro Cuarto.
Sierra Cruel que Cercena
la Memoria de tu Rostro;
que se Desvanece con el Tiempo...
Se Desdibujan lentamente
tus rasgos Remotos
ya Intocables y bellos...
Añorado y ya sin Nombre,
Amor...
(Perdido ya, entre las Ciénagas de mi Memoria)...
(Patricia)