Despierto con las manos cerradas
para que no pueda escaparse el lánguido suspiro que me fue soñarle.
hundida en descontento
Por tener que vivir de nuevo en la vida real donde no nos tenemos.
Si es que es grande el mundo de los sueños, permítaseme quedarme entre sus brazos dulce invierno,
Y fallecer extasiada tras la tortuosa felicidad de junto a mí tenerlo.