Había un joven de pelo blanco que siempre lo consiguió todo en la vida. Como lo hizo, nunca se sabrá, pero con tanta hazaña, creo que el juego no siempre era adicto. Entonces supe que cuando su blanco ya era de la edad pesada, finalmente se cayó de la silla. Los más jóvenes han demostrado que el poder no se eterniza, y que todos tienen su tiempo. Un presidente de Uruguay, el gran Pepe, mostró esta verdad, siendo hoy un hombre del mundo y respetado por todos. Su obra quedará en la memoria de todos y muchos extranjeros. Obviamente no estoy contento de ver la caída de la silla de alguien que incluso fue competente, pero siempre es hora de saber salir. Hasta un día pluma blanca.