Es tan tímida que se sonroja con un cumplido. Es tan tímida que no sabe sostenerle la mirada.
Es tan agradable su compañía que ella está en paz; descansa en su pecho y disfruta de escucharlo a hablar.
Es una lucha constante, pues ella no se quiere enamorar. Y sin querer, sin notarlo tiene sentimientos encontrados.
El corazón y la razón hablan al mismo tiempo. ¿A quién escuchar? ¿a quién obedecer? Pues ella no se quiere enamorar.