Estaba en un calabozo en Auschwitz
fría mañana
05:59 minutos de la mañana
la neblina no me dejaba ver el arcoiris
que impregnaba los matorrales y pedruzcos
contrapuestos al astro solar
Llevaba puesto un pantalón
impregnado de orines y heces de perro
y propios
el suelo era frío, gélido
como el corazón de una cascabel
Pasaron 2 horas 1 minuto
el resto de presos caminaron hacia el comedor a 250 metros por un túnel oscuro, apenas con focos a media luz
Era Renato y Kike sonrientes
los guardianes de la celda P570
se acercaron, me escupieron
me patearon la cabeza y las costillas...
vi el rostro de Jesucristo
-Párate perro!
me dijo sonriente Kike, su labios eran finos y su rostro reflejaba desprecio y miedo
-llegó tu suerte flaco feo - dijo Renato
tenía una nariz extragrande y barba
y me escupió de nuevo
Pasaron 25 segundos
a lo lejos se oyeron disparos de caserina
Entonces Kike sacó del bolsillo de su camisa 5 papeles pequeños
y afirmó:
Mira esto sabandija, mira bien
en estos papeles está escrito tu castigo
tienes 20 segundos para elegir...
En los papeles amarillentos estaba escrito en alemán :
1)cámara de gas 2)fusilamiento
3)silla eléctrica 4)descuartizamiento y motosierra
5)ser lanzado a un abismo
Me tardé mucho en decidir
pensé rápido
y
saqué la navaja de mi pantalón
y les corté los cartílagos de los pies
gritaron, se retorcieron y se desangraron lentamente
la sangre era oscura - como sus almas-, gelatinosa y tibia
como el abrazo de una quinceañera
Pasaron 35 minutos, ingresó un carcelero, y se quedó pasmado al ver la escena, se acercó y me patió la cabeza
dijo algo en árabe (¿maldición?)
y se fue corriendo y gritando
a los soldados alemanes
Al mediodía podía ver los jardines secos, apenas margaritas y claveles dispersos por los llanos del perímetro penitenciario
me trataban de mostrar el camino
un hombre robusto me tomó de la cabeza, y me dió una descarga eléctrica
no había probado bocado de cémola o fruta en las últimas 72 horas
todo me daba vueltas, veía borroso el camino hacia la guillotina....
Pasaron 39 segundos
de pronto escuché la voz de mi padre, la voz de mi madre... pero no eran
era todo una fantasía, como la vida misma
Pude observar la afilada e imponente navaja 15 metros en la parte superior del madero
me colocaron la cabeza muy fijo al lugar de encuentro y las manos atadas con esposas por atrás....
El carcelero sonriente de su suerte y su fuerza jaló la pita para cercenarme la testa
cerré los ojos
y