Tengo una esperanza
tejida de amaneceres,
que protege mi corazón
de la gélida noche
que floreció con tu adiós.
Tengo una esperanza
preñada de perdones,
que protege mi corazón
amnesiando mis tristezas
provocadas por tu adiós.
Tengo una esperanza,
florecida de olvidos
que primaveriza mi corazón,
madurando gran carnaval
como si no te hubieras ido.
Tengo una esperanza,
silenciosa y poderosa,
en mente y corazón;
como un alegre refugio
empapado de comprensión.
El Amor de felicidad,
que ciertamente vivimos;
hoy es esta esperanza viva,
después del adiós,
que nos dejó a la deriva.
Angel Miguel