Estas en mi pecho en cada latido
atrapada entre mis brazos que acarician tus rincones con mil manos de seda.
Dulce amor que sabes a almibar
y a sal en mi lengua.
Se pierde tu rostro mientras tu tierra fecundo entre las noches oscuras.
Dónde solo alumbra la blancura de tus muslos.
Germinan gemidos de madrugada que se ahogan entre suspiros.
Me envuelve tu mirada de mujer distinta con tu sonrisa retorcida de placer y lujuria.
Dentro de ti desaparezco convirtiendome en el amante,
Que arma los fragmentos de ti, entre sabanas húmedas donde quedan atrapados los sueños de nuestra historia de amor