mary ann

Sombras Oscuras

Me acuerdo de aquella noche estrellada, del fuego ardiente y chispeante, de los chistes malos y de las risas buenas, del compañerismo y el amor que jugaban alrededor de la fogata, y de la brisa noctámbula que nos vino a visitar.

Pero con la brisa también nos fueron a visitar las sombras oscuras, esas que se aprovechan de la negritud de la noche para que no las puedan ver, así que se deslizan por los matorrales, se escabullen por las piedras, se cuelan en la arena y se posan delante de ti sin que te des cuenta.

Me acuerdo del sonido de la calma, de aquella que siente el siervo cuando es observado por su depredador, por intuición levanta la mirada con suspicacia, mueve sus ojos de un lado a otro y se queda observando la quietud fijamente para anticipar algún extraño movimiento. Sin embargo, si el cazador es sigiloso el pobre siervo cae en su trampa y es devorado sin piedad.

Me acuerdo cuando la noche se quedó muda, los peces que estaban nadando por el rio, minutos antes, se habían quedado inmóviles y no mordían los señuelos de los anzuelos de aquellas cañas artesanales que reposaban en la orilla.

Me acuerdo que hasta las llamas del fuego se fueron consumiendo poco a poco, sacando la poca luz que nos rondaba y dejando un hilo más tenebroso y espectral en el ambiente.

Recuerdo ese pequeño instante en el que cambio todo, en el que nadie se percató que íbamos al despeñadero. Si alguien hubiera dicho la palabra “Corre” de seguro habríamos sacado las alas que teníamos atadas para huir despavoridos.

Me acuerdo de esa sensación de angustia, de sentirme aprisionada dentro de mi propio cuerpo, de tratar de gritar, de moverme, pero sin que nadie me escuchara o me viera, de pedir ayuda en silencio pero que la persona que tienes al lado no puede salvarte porque, aunque creas que estas despierta, sigues dormida. Recuerdo que leí en algún lado que se llama parálisis del sueño o parálisis del intruso y que se da cuando estas apenas empezando a dormirte o cuando estas por despertarte y te encuentras en la fase REM del sueño. También recuerdo haber leído por otro lado que se trataba de algo más esotérico y misterioso y que podía ser un ente malévolo que viene por ti y te aprisiona.

Así que esa noche recuerdo estar allí tirada en la arena con mil preguntas en mi mente, con la mirada puesta en la oscuridad profunda y con el cuerpo totalmente paralizado, sin sentirlo en absoluto, solo viendo como era tomado intempestivamente por la parálisis del intruso que no dejaba que despertara.

Recuerdo ese sueño abismal, donde debía proteger a mi familia, en el que tenía super poderes: volaba, brincaba extraordinarias distancias y poseía una fuerza inmensurable; pero trágicamente terminaba en una catástrofe antes de despertarme agitada.

Entonces todo se detuvo, las sombras se escurrieron para luego partir con el Crepúsculo, y me vino a la memoria aquella frase “El momento más oscuro de la noche llega justo antes del amanecer”, fue cuando pude abrir la boca como un pez sacado del agua e inspire un cumulo de vida y exhale un poco de conciencia y fue justo en aquel instante en el que pude darme cuenta de que estaba totalmente despierta.