Entonces me vi, Fanatizada, monocromática, resumida en verde agua como el musgo perdido detrás de los despiadados verdes de la esperanza. La esperanza es una mentira, su espera , es como el verde moho de las limones que hiede . Verde ausencia. Verde virgen, como el campo antes de la siembra , antes de creer en árboles de limas , iguales a los verdes ojos de mi madre, más verdes cuando los empaña el llanto que casi siempre será por mis ojos verdes heredados , siempre tan dispersos como la enredadera enamorada de la pared . Olor a verde empapado por la lluvia. Los sentidos verdes en las manos inmaduras resolviendo caricias. Verde también mis pasos en un camino árido con las uñas arañando la savia, que un Dios resumido en el manto de un hombre enhebro de culpa. Un domingo de verdes espigas. Verde olivo, en la resurrección de los amores dados por perdidos, verdes profundos. Verde poder el que otorga el tiempo y los verdes nocturnos de las estrellas si entrecierro los ojos. Soy tan verde como el agua estancada en un canal y monótona como los verdes caminos de una llanura, que serán el verde alimento de las vacas esperando la muerte. El verde olvido que no termina de madurar y arde. Me inclino ante la furia de un viento verde de cenizas, y a los prósperos cuarzos verdes en el cuello de un tirano. Lucha verde de mujeres con verdes moretones que alteran a los jades serenos, turmalinas de amor. Cocodrilos y loros fauna de los cuadros. Los pinceles de Frida y las hojas verdes en su cabeza meciendo al mono. El amor por Diego siempre tan pútrido de verde pero florecido , yo también creí en esas flores . Frasco de caramelos de menta escondidos en el fondo del ropero de vuelta a la infancia. Verde esmeralda de la corona que acaricia la verde la piel de un niño hambriento , contradictorios verdes. Verde trasformación, verde seco dentro de un libro que me ha olvidado. Mis verdes venas superficiales, clorofila de la vida. Verde en el frente de la batalla, verde desesperación. Los turquesas, son verdes con destellos de sol. Los verdes del pañuelo celebrando. Un plato de Ágatas, que ignoran a una frutera de kermese de vidrio barato. No florecieron esta vez los cactus con espinas. Fertilidad precaria. Billetes verdes atados con hipocresía, la avaricia verde. El interior de una llama , lo despiadado del fuego es verde . Siento la piel fría de los la iguana aterrorizo a las moscas verdes i que se camuflan entre las plantas de orégano. Un viaje con pasaje verde sin regreso. Limonada con apio anuncia el verano. El aire del abanico sacude flecos verdes. Verde que te quiero verde, nunca supe querer, en color. Nunca nadie me quiso con color. El rápido paso del tiempo. La poesía de Juan Ramón Giménez, dedicando a la malva su lamento olvidando a Zenobia, verde y dolorida El verde danzador de Gabriela Mistral, mucho más compasivo. Noto el verde en las manos, los tallos anuncian que brotaran colores impronunciables, nada se nombra antes del verde, nada …