Escribo bajo el cielo despejado
recuerdos que me vienen de la infancia
aroma, como flor con su fragancia,
que siempre me mantuvo enamorado.
Y creo, que aunque el cielo esté nublado,
llegar a viejo siempre fue ganancia.
Lo escribo, sin ninguna petulancia;
lo digo, por el precio que he pagado.
La vida no me dio solo sonrisas,
también me acompañó la cruel tristeza;
el pobre, siempre sufre su pobreza,
mas siempre aparecieron artemisas
curando los dolores con nobleza
y luego de tristezas, hubo risas.