Vasca

Pibe

Un rencor le brota en su piel niña,
curtida del sol y las heladas,
sostiene una tristeza mirada,
de siestas, que arrastran madrugadas.

Sus pies son pequeños y le sangran,
por andar desnudos en las calles,
que al pasar lo ignoren no lo agravia
aprendió a no ver ese detalle.

Y cada decepción le huele a tango,
cada prometer lo sabe verso
no tiene recompensa su esfuerzo
estalla rebeldía en sus manos,
plagadas de callos a destiempo
que ya despidieron un hermano.

y no fue extraño que tome un fierro,
era de esperarse el desenlace,
sus ojos se clavaron en el cielo,
la noche que perdió en un aguante.

No faltarán los que de esta historia
digan que está bien este remate,
y sigan de largo por la vida,
cuando cruzan un pibe en la calle.