El Juicio del poeta.
Le ordenaron al poeta que manifestara su última súplica antes de arder en el fuego sagrado de los herejes.
-Desde esta hoguera he de expresar, comenzó el artista, mi manifiesto, puesto que deseos ni mucho menos súplicas uno puede augurar cuando tiene la certeza de que va a sucumbir.
Por todo esto, inquisidores, sólo tengo que os decir:
Un poeta no morirá cuando lo quemen
su esencia inmortal yacerá en la tierra
y nada importará cuánto lo acechen
el hallará paz en donde ustedes guerra.
Bendito el día del juicio inquisidor
semillas de amor resurgen y florecen
mis ideas en vuestro rostro causan sudor
las de ustedes, toscas, tiemblan y perecen.
Que hay de mi sino un pobre servidor
que con letras busca aliviar las almas
el héroe de ustedes es un franco tirador
que hoy no es franco, al encender estas llamas.
Finalizada la oratoria, el poeta acusado de brujo ardió en las llamas, que fueron menguando con las lágrimas desparramadas por sus hermanos los literatos.