Te conocí, por cierto, en un poema,
apareciste de repente en la floresta,
inventaba la vida de otro modo,
distinto, diferente, discrepante,
por un instante se me turbó la vista,
no sabía que decir, fue algo incierto…
después te conocí en aquel parque,
donde en consecuencia, departimos
relatos.
Intimidades, cosas inquietantes,
nos encontramos en el momento justo,
las casualidades, supe, no existían…
desde entonces empecé a creer
en los ángeles.
Y dije y sigo diciendo, y diré:
es tan buena la vida, cuando estás conmigo,
desde el refugio de mis días aciagos,
en mi mente pervives…
como la más hermosa mujer que ha tocado
mis sentimientos, que cambió mi vida por completo.