Te encontré entre la maraña
de mis versos desesperados...
Apareciste sin avisarme...
Y de la noche a la mañana
te apropiaste de mis sueños
más disparatados...
Y te hiciste real
como esa luna
que siempre contemplo...
Como ese cielo
al que le elevo
mis plegarias más absurdas...
Como la montaña
que siempre veo
cuando abro mi ventana...
Como el río
que corre sin cansarse
y sin claudicar...
Tan real como esa voz en el teléfono
que me invita a la calma
y me mece con tiernas palabras...
Tan real como el sol
que hoy volvió a asomarse
y me alumbra más que nunca...
Tan real como tocarte sin hacerlo
como sentir tus besos
sin tenerlos...
Como la dulce melodía de un te quiero
colándose por los recovecos
de mi corazón sediento...
Tan real y tan sincero
que hasta me da miedo
de que seas solo invento...
Que cuando intente tocarte
para comprobar que existes
te diluyas con el viento...
Y se queden los retazos
de mi alma
esparcidos por el suelo...