El pájaro que vuela alto,
de los suyos más se aleja.
Toma el cielo por asalto
pero baja al suelo falto
del amor, y se acompleja.
Si vuela alto y se emborracha,
de los suyos más se olvida.
Va adoptando nueva facha
y con su ego más se empacha,
mas no advierte la caída.
Se confía en sus dos alas,
extendidas con su fuerza.
Con sus gulas y sus galas
aumentando van escalas
y el poder se las refuerza.
Muchos pájaros volaron
y llegaron a la cima.
Pero en lo alto se olvidaron,
que sufrieron, que lloraron,
al probar un nuevo clima.
Y gozaron en el nido,
mientras les duró la estancia.
Pero en un giro fallido
al vacío hoy han caído
junto con su petulancia.
Hoy son unas golondrinas
las que vuelan muy abruptas…
¡Y también son malandrinas!
¿Y cuándo habrá, aves genuinas,
que no sean tan corruptas?
Con el tiempo volarán,
buscando nuevas guaridas
porque muy prestas huirán
y los otros buscarán,
jugando a las escondidas.
Y todo eso más indigna
por aquellos que lucharon
empuñando la consigna
de manera fidedigna
y sus sueños… ¡Sepultaron!